11 noviembre, 2011

Treinta y dos Nubes

Parado en medio de la calle
se ausentó el sonido
la mirada se ralentizaba
el desconcierto
atónito ante las piedras.
Las calles húmedas
un aire no muy fresco.
La pintura
se impregnaba más en los ojos
que en las fachadas de los edificios
y las opiniones
se tergiversaban más en los noticieros
que entre los mirones.
El ruido de los vehículos policiales
la persecución
el miedo por parte de ellos
la exaltación por parte nuestra.
Ese éxtasis que generaba estar allí
era como jugar al pillarse
o a las escondidas.

Los "señores" de verde parecían paparazzis
grabando los piropos por parte de los estudiantes
se reunían en grupos en las esquinas
como lo hacen las putas
(sin ofender a las putas)
y se escondían tras sus escudos
como los políticos tras sus discursos.

A la vista de todos una marcha más había acabado
a la vista de algunos pocos es algo de nunca acabar.

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