28 diciembre, 2011

Cuarenta y tres Nubes

Su sonrisa
se extendió por el universo
entre las palabras,
el sonido de la guitarra,
una voz;
tuve su mano entrelazada.
El anima de la cotidianidad
se vertió en sus labios 
la luna
sonrió toda la noche
sonrió una eternidad.
me cegó 
me enterneció
me dejo palpitando
palpando las paredes para seguirla donde vaya
me enamoró tanto, 
que 
entre tanto,
no sé nada de mí.

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