17 enero, 2013

Setenta y ocho Nubes

Tranquilidad
una palabra que no se nota que se agota
cada día es más difícil encontrarla en las calles
en esta ciudad revuelta
en los pasajes reventados de viejas hendiduras
heridas de calles
la paz está al otro lado de la vereda
del caudal más ancho,
el grito de las aves en la costa
desvirtúan el marcador a favor del cáos inminente.
La sequía es auto concevida, autómata
predilecta
selectiva
e insospechada.
Tengo sed de tranquilidad
con dos cubitos de hielo, si fuese tan amable
el limón esta vez está de sobra.
Tranquilidad
una palabra que se desborda de mi mente
no hay cabida para nada más.
Deberé dejar mucho espacio para ella
si la logro encontrar.




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