Al principio
la emoción se apega a lo sublime
a lo misterioso
a lo insospechado
a lo distinto.
Entre medio
se escandaliza todo
se pierde el control
la éxtasis y la excitación es insostenible.
Al final
la decepción se apega al vació
a la soledad
a la vergüenza de encontrarse ensimismado
de desdoblarse y verse a si mismo
triste y sólo.
Si tenemos un principio
e incluso un entre medio
¿para qué queremos un final?
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.