19 junio, 2013

Noventa y dos Nubes

Odio tener que irme
odio deber cuentas
odio no saber de lo que hablan
no poder hacer reír a mi madre
no saber lo que tengo a futuro
odio mis inseguridades
y odio mi odio en sí mismo
odio los tutos de pollo
los mariscos
odio la carrera política
odio al cinismo exclusivo
odio a Pablo Picasso
odio comer con cuchara
odio no despegarme del piso
odio no tener tiempo
odio que el tiempo no tenga qué comer
odio tanta cosa rutinaria
odio olvidar los audífonos cuando salgo
odio no poder escuchar música en la micro
odio que todo el mundo se enoje
que no se pueda hablar
que no se lea
que no se entienda un verso
que se escriba un verso inentendible
odio que me falten diez pesos para el pasaje
que llegando a av. España haya taco
que los descuentos sobre descuentos no incluyan zapatos
que todo se deba al vil verde
que nada sea un todo
y que todo sea de los ricos
odio a las clases
a los profetas
a los correctos
a los vecinos
odio a cualquiera que pase por encima
odio a la prensa capitalista
odio que me crezca la barba tan rápido
odio tener que cortarme el cabello
odio que no existan comodines que barajar
que no se pueda suprimir aunque sea sólo un problema.
Odio la televisión nacional
odio los discursos enredados
odio los árboles talados
odio la basura en la calle
odio el orden de las cosas
odio ser meticuloso
odio no cocinar lo que yo quiero
odio comer sólo
comer cochayuyo
comer prietas
odio sentir pena y estar sólo
odio pedirle al mundo un abrazo interno
odio sumar restar y multiplicar aplausos
odio la berenjena
la coliflor
y las betarragas
odio el zapallo sin las papas
odio que lo mío sea sólo mío
y que lo nuestro esté tan extinto
odio lo indefendible
odio todos estos instantes impredecibles
odio que no entiendan.


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